Llegamos a los doce meses de vida, y ya en esta etapa, el crecimiento es más lento. Esto se traduce en que el niño de esta edad comenzará a ingerir menos cantidad de comida que en el etapa anterior. Durante este período, el bebé atiende a lo que su cuerpo le dice, y suele comer lo que su organismo necesita. Así que, a no ser que se trate de un caso extremo, no deberías alterarte. Lo esencial es que le ofrezcas una nueva gama de alimentos de manera reiterada.
Por otra parte, tené en cuenta que, por estos meses, el niño rechazará distintos alimentos a la hora de comer. Y esa resistencia puede derivar de experiencias desagradables previas. Ante estos casos, la insistencia y la presión para que acepte un determinado tipo de alimento puede trastornar esa etapa de separación e individualización en la que el niño se encuentra inmerso.
A fin de que el bebé no empeore y termine rechazando el hábito a nuevos alimentos, una buena solución será determinar qué alimentos concretos provocan el rechazo y, en vez de perseverar con ellos, buscar la manera de prepararlos de forma que no los asocie con ese plato que tanto odia.
Es preciso recordar al respecto que el niño aún no diferencia la acción de comer del resto de las actividades que realiza durante el día. Para él, la comida será un objeto más para investigar. Por eso va a tocar, va a analizar la comida con detalle y, para bien o mal, la va a tirar al suelo. Es por eso que, para que los niños coman correctamente, debés evitar a toda costa el picoteo, pues es esencial que el bebé tenga hambre. Te recomiendo que dos horas antes de comer no le des nada para que ingiera, de esta manera lograrás que tenga el apetito adecuado para el momento del día.
Otro detalle importante es que, aunque el niño ya sepa comer solo, todavía puede atragantarse, por lo que no debés descuidarlo ni dejarlo solo mientras come.
Vacunas para un bebé de 12 meses
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